Félix recordó que “hace más de cinco años, un 29 de septiembre de 2008, el albañil comenzó a traer las cosas para reestructurar esta casa que en ese momento era una tapera y que había sido cedida en comodato por la Congregación”. Tras las refacciones, “el 25 de marzo de 2010 se obtuvo la habilitación para cuatro camas, las que en este momento ya son ocho, que es el número definitivo que permite el Ministerio”, mencionó en la CSC Radio.
Destacó también el crecimiento de la ayuda de la comunidad hacia la entidad. “Al principio costaba mucho explicar lo que es el Hospice porque no es una palabra muy conocida, pero ya hoy gran parte de la comunidad nos conoce y el Hospice es un referente. Estadísticamente se puede decir que el primer año tuvimos 19 huéspedes mientras que el año pasado fueron 52, lo que significa que se fue haciendo más conocido, no solamente en Esperanza sino en Santa Fe”, reflexionó.
Mencionó que la institución “funciona gracias a la voluntad y la solidaridad de la comunidad. No tiene ningún apoyo del gobierno, entonces todo es a pulmón y mes a mes se necesita conseguir el dinero para los gastos de mantenimiento y el pago de los enfermeros que son los únicos que reciben un sueldo fijo”.
En ese marco, la religiosa contó que mantuvo un encuentro casual con el ministro de Salud de la provincia, Mario Drisun, “quien desconocía la existencia del Hospice en Esperanza y propuso su colaboración ya que fue el autor de la Ley de Cuidados Paliativos”.
Asimismo, señaló que la entidad “no tiene relación con las obras sociales, ya que no existe a nivel provincial ni ministerial la figura de Hospice o Centro de atención de cuidados paliativos”. Al respecto, sostuvo que “se está tratando de conseguir algún sistema y tenemos mucha esperanza de que se promulgue, ya que el ministro es el autor de la Ley de Cuidados Paliativos”.
Una familia y mucha gratitud
A la hora de destacar la importante labor que se desarrolla en el Hospice, Félix reflexionó: “Desde el punto de vista de cada uno de los que integramos la familia del Hospice prevalece el ser y dar lo que somos y no lo que tenemos, y viéndolo desde Dios y no desde uno mismo es que podemos dar lo que cada uno necesita y lo que esperan en esos momentos tan especiales de dolor y de sufrimiento quienes necesitan apoyo y acompañamiento”.
En ese sentido, también resaltó la importancia del acompañamiento de la ciudad. “Si bien tratamos de estar a total disponibilidad de las familias que vienen al Hospice, también nosotros quedamos muy llenos de los dones de quienes vienen, participan y colaboran porque a pesar de tener el dolor de tener un familiar acá, desinteresadamente cortan el pasto; hacen la comida; cuelgan la ropa; y eso es porque se sienten verdaderamente en familia, que es lo que promulgamos de manera fundamental: que se sientan en familia, no en un hospital frío y desamparado”.
A cinco años de comenzar esta maravillosa obra, la hermana dijo sentir “una inmensa gratitud a Dios por haber permitido esto y gratitud a la gente porque si es posible que esto siga funcionando y generando vida –pese a que acompañamos en los últimos tramos de la vida- es gracias a la voluntad de la gente”.
Por último, la religiosa agradeció “a la comunidad el apoyo recibido y a los medios de comunicación por estar presentes siempre”. “Sólo tenemos que decir gracias por todo lo que colaboran, no solamente con dinero o materialmente, sino porque mucha gente aporta silenciosamente con la oración”.
Redacción: Ayelen Waigandt – Esperanza Día x Día – CSC Radio