Durante la celebración por los 158 años de Esperanza, el Arzobispo de Santa Fe y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, destacó los valores de “la fe en Dios, el sentido de la familia y la cultura del trabajo” presentes en la comunidad esperancina. Dijo que hace 150 años, los pioneros que realizaron la primera procesión “plantaron una semilla que tenía la vitalidad de lo profético” y lamentó que hoy “la violencia está instalada en el corazón de las personas y hay que erradicarla poniendo algo en su lugar”.
Arancedo destacó que la Cruz Peregrina de San Damián que bendijo el Papa Francisco “está recorriendo todas las diócesis del país, como un signo bendecido por el Papa que quiere demostrar una Iglesia evangelizadora, con la presencia y la figura de Jesucristo, así que es un momento fuerte en Esperanza”.
Consultado por las amenazas contra la vida del Papa, dijo que “finalmente se desmintieron, pero siempre es posible porque el Papa Juan Pablo también sufrió un atentado en la Plaza San Pedro, así que desgraciadamente en el mundo de hoy la violencia está presente y el sinsentido de la violencia, como el fanatismo y todas esas cosas que nos postergan”. “Agradezco las oraciones de los fieles por el Papa, pero esperemos que no sea más que una falsa alarma”, agregó el arzobispo.
También envió un mensaje a los esperancinos que no pudieron asistir a la Misa, a quienes les pidió que “se unan espiritualmente”. “Dios está en el corazón de todos, así que desde su casa que eleven una oración, que se sientan muy cerca como hijos de Dios, porque para ellos también vino Jesucristo y en ese camino en que Dios nos entrega a Jesucristo aparece la Virgen como la mujer elegida”, reflexionó.
Aseveró que estos 150 años de la primera procesión “marcan la permanencia de la fe, y es un poco profético porque en aquellos años esas personas tal vez no pensaron mucho, pero plantaron una semilla que tenía la vitalidad de lo profético, de aquello que ha marcado la historia”.
Destacó en la comunidad esperancina los valores de “la fe en Dios, el sentido de la familia, y la cultura del trabajo” y explicó que “es todo un equilibrio, que cuando se rompe es peligroso: porque cuando falta Dios, la familia se debilita y cuando eso pasa la cultura del trabajo empieza a decaer”.
En ese marco, opinó que “es difícil saber qué se hace” ante las constantes situaciones de violencia que se viven en Santa Fe y consideró que “la violencia está instalada en el corazón de las personas y de las familias, y es necesario erradicarla pero poniendo algo en su lugar”.
“Por eso es importante la educación, los valores, los proyectos, para que la persona se encuentre caminando hacia un futuro que dé razones, alegría, esperanzas. Si no se vive un hoy sin futuro y en eso la violencia entra como la moneda corriente”, concluyó.
Redacción: Ayelen Waigandt – CSC Radio