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UTA levantó el paro de transporte público

Sin acuerdo, con una amenaza de resolución por decreto y sin paros en el horizonte. Así terminó ayer un nuevo capítulo de la trabada negociación entre la Unión Tranviarios Automotor (UTA), los empresarios del transporte de larga distancia y el Gobierno por el aumento salarial de este año para los trabajadores del sector.

La clave de la discusión, y de la falta de consenso, es el subsidio al combustible que el Estado dejó de asignar al transporte de larga distancia en enero del año pasado.

 

Las partes volvieron a reunirse ayer con el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, en la Casa Rosada, horas después de que el secretario general de la UTA, Roberto Fernández, amenazara con un paro por tiempo indeterminado a partir de mañana, al filo del inicio de las vacaciones de invierno en la provincia y en la ciudad de Buenos Aires.

 

El encuentro giró exclusivamente en torno a los subsidios. Los empresarios volvieron a plantear que para afrontar el aumento que exige el gremio (en torno al 30%) necesitan ingresos extras, vía recomposición de los subsidios (que abaratan el precio del combustible en un 35%) y otras compensaciones, por 140 millones de pesos mensuales.

 

Según pudo reconstruir LA NACION de fuentes oficiales, gremiales, y empresarias, el Gobierno ofreció reponer subsidios por $ 85.000 millones. Los empresarios advirtieron que el monto era insuficiente.

 

Fernández, en cambio, interpretó la oferta como un "reconocimiento" de la demanda salarial de su gremio y levantó el paro que había anunciado anteanoche.

 

El rechazo de los empresarios a la suma que ofreció el Gobierno disparó la advertencia oficial: si el acuerdo no llega en las próximas horas, el aumento salarial saldrá por decreto o a través de una resolución del Ministerio de Trabajo, les hizo saber Capitanich.

 

Después de varios cuartos intermedios breves, y sin visos de que la negociación saliera anoche del atolladero, las partes acordaron retomar la discusión hoy, después del mediodía. Los empresarios relativizaron la amenaza del Gobierno. Recordaron que ya hace tres años que la paritaria se resuelve unilateralmente y consideraron "esperable" que la Casa Rosada ponga en juego ese escenario. Insistieron en que la recomposición de $ 85 millones en subsidios "es insuficiente" y advirtieron sobre la "falta de garantías" para un eventual acuerdo.

COMPETENCIA DESIGUAL

"No vamos a firmar algo con el riesgo de que se caiga en tres meses. Ya nos pasó que [el Gobierno] se compromete a pagarnos una cifra que después va recortando y nosotros tenemos que seguir pagando salarios", graficaron. Plantearon además la dificultad creciente para competir con las tarifas de Aerolíneas Argentinas, subsidiadas en un 50%.

 

Además, ayer había malestar por la ausencia de Florencio Randazzo en la negociación. En el último tramo la paritaria quedó en manos de Capitanich y del ministro de Trabajo, Carlos Tomada, y no del ministro de Interior y Transporte, embarcado en la campaña de cara a 2015.

 

Fernández tomó distancia de los dardos cruzados. "A esta altura, nosotros somos convidados de piedra. Esto es una discusión entre el Gobierno y las empresas para ver de dónde sale la plata. Para nosotros, la intimación [del Gobierno a las empresas] es un reconocimiento de nuestro reclamo y por eso no vamos al paro", dijo a LA NACION.

 

Con final incierto, la negociación seguirá hoy.

 

 

 

 

 

 

 

La Nación

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