(Por Celina Zimmermann y Ana María Gauchat) - En la figura destrozada de una madre nativa de nuestra tierra, rendimos homenaje a todas las mujeres.
Es frecuente que en nuestra ciudad nos sintamos identificados con nuestros ancestros gringos que vinieron en los barcos desde comarcas lejanas. Pero soslayamos que en la conformación de nuestra sociedad intervino también la población autóctona, previa a la inmigración, que participó, por ejemplo, en la construcción de los ranchos que albergarían a los recién llegados.
Es posible que esta consideración haya inspirado José Sedlacek, distinguido escultor a quien se le encomendara la construcción de un monumento conmemorativo del centenario del Concejo Municipal, fundado el 25 de Mayo de 1861 y tercero en la provincia de Santa Fe. El monumento, realizado en piedra reconstituida, fue situado en Plaza San Martín, frente al Palacio Municipal y se terminó de emplazar en febrero de 1961.
Constituye una composición escultórica en la que aparecía la figura simbólica de la Madre Tierra, representada por una mujer nativa en situación de parto, a quien la gente nombraba como “la india”. Su autor, un checo de nacimiento (1900, Moravia) llegó con sus padres a la ciudad de Santa Fe a los diez años y en 1927 se naturalizó argentino. Fue el creador de numerosos monumentos, convirtiéndose en uno de los escultores más reconocidos de la región.
Es indudable que la tierra originaria fue una madre fecunda, que albergó en su seno y convirtió en frutos las semillas que plantaran las manos extranjeras, dando a luz la agricultura. No todos lo entendieron así y esa obra de arte fue destruida.
Pero el correr de los años cumple, con respecto al pasado, el mismo papel que la distancia en la apreciación del paisaje. La virtud de la perspectiva recorta los contornos, aclara las imágenes, precisa los tonos…
Hacer memoria, en este caso, tiene al propósito de rendir un homenaje a la mujer, protagonista del milagro de la maternidad, en la mujer nativa ausente en el Monumento al Concejo Municipal, porque todas las maternidades son dignas de ser honradas, sin distinción de etnias ni de otras de cualquier índole. No somos, acaso, iguales ante la ley?
Celina Zimmermann - Ana María Gauchat
Esperanza, marzo de 2016