En el primer tiempo jugaron y en el segundo pegaron. Comenzó ganándolo Mitre con gol de Orlando Vera y lo empató Cristian Invinkelried de penal. Sobre el final llegaron las expulsiones que desnaturalizaron el juego.
El clásico del sur pudo haber sido hasta esta fecha una de las convocatorias más importantes de público para el fútbol esperancino. Con ese marco y la ambición de ganar ambos equipos comenzaron con todo. Mitre arrancó más incisivo con velocidad y claridad para llegar a Valenzuela.
Unión no podía pasar la mitad de la cancha. El fuerte viento y el empuje rojo dejaban a un sólo equipo protagonista en la primera parte del juego. Promediaba la etapa inicial cuando atacaba el local por la derecha, el juez de linea levanta la bandera para sancionar una infracción, el juez se acerca para pitarla pero termina aplicando la ley de ventaja. No pita la infracción pero por su acción física confunde a los jugadores visitantes que cuando advirtieron que Rodrigo Barra aplicaba la ley de ventaja y la jugada seguía, Orlando Vera estaba definiendo de taco el gol local.
El gol rojo despertó al equipo de Milacher que en su búsqueda por la igualdad agrandó la cancha, pisó la pelota en el medio, Chervaz comenzó a gravitar y el juego se clarificó. Desperdició varias oportunidades de gol hasta que un penal correctamente sancionado le dio a la visita la oportunidad de igualar el tanteador. Cristian Invinkelried no la desperdició, picó la pelota en su definición al centro mientras Marinoni eligió su palo derecho. Festejo repollero y empate.
El trámite no se modificó de allí al descanso. Ambos tuvieron chances pero fue Unión que tuvo más volumen de juego y oportunidades que no pudo plasmar en la red.
El complemento fue distinto, más aburrido y trabado, más disputado y sin tantas situaciones claras frente a los arcos. El juez siguió aplicando su criterio de sancionar con amarilla cada falta fuerte y tarde o temprano las acumuladas modificarían el trámite. Así fue que el "repollero" se quedó sin Maidana a los 30 del complemento por doble amarilla.
Cuatro minutos más tarde Invinkelried y Nahuel Vera protagonizan un encontronazo. El primero habría pisado al local que reaccionó de mala manera. El juez expulsó directamente al visitante y le aplicó la segunda amarilla al local que ya estaba amonestado y se fue a los vestuarios. En un clásico caliente como éste esas expulsiones terminaron en incidentes entre varios jugadores, incluso en el ingreso a los vestuarios.
Desnaturalizado el juego que duró casi una hora en el segundo tiempo, ambos sólo se preocuparon por no perder. Lo futbolístico pasó a un segundo plano y cualquier situación era queja y reproche.
El empate dividió honores y no le sirvió demasiado a cada uno, sólo dejo la tranquilidad de no haber perdido y para la visita marcó una recuperación futbolística si se tiene en cuenta la racha que venía trayendo en los últimos juegos.
El juez Rodrigo Barra no dirigió mal. Destacamos a los jueces que siempre están cerca de la jugada y éste es uno de los casos. Quizás un exceso de protagonismo multiplicando amarillas lo llevó a no poder manejar la situación sobre el final del juego. Los jugadores no colaboraron demasiado si en todo momento ponen y piden. Fue un clásico caliente. En tercera igualaron sin goles.
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