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Una «cola de tornado» provocó millonarios daños en industrias rafaelinas

por jose

Dos plantas industriales fueron arrasadas hasta el suelo y varias más sufrieron importantes destrozos. Está interrumpido el servicio eléctrico y varias empresas sufrirán una paralización total por muchos días. Tratan de restablecer la normalidad. Castellano visitó los lugares afectados.

 

Más de una docena de plantas industriales con severos daños, dos de ellas con destrucción total; líneas de electrificación y de comunicaciones derrumbadas y pérdidas económicas millonarias fue el saldo que dejó el paso de una «cola de tornado» -a ese fenómeno se refirió la mayoría de los damnificados- que atravesó la franja noroeste del Parque de Actividades Económicas. En la ciudad, hubo algunas voladuras de techos y se registró la caída de una veintena de árboles y ramas, así como de otros tantos postes del tendido eléctrico y de comunicaciones, pero en todos los casos no hubo que lamentar desgracias personales.
El hecho de que el temporal se produjera  a las 12 de la noche en medio de un feriado largo evitó una tragedia de magnitudes importantes, dado que si el viento hubiera sorprendido a la zona en una jornada en plena actividad, el derrumbe de algunas estructuras o la caída de las redes eléctricas, pudo haber dejado víctimas fatales.
A media mañana los diferentes empresarios fueron llegando al lugar y también las autoridades municipales. El intendente Castellano recorrió la zona afectada y se entrevistó con los damnificados a media tarde, al mismo tiempo que mantuvo reuniones con autoridades de la EPE para tratar de organizar el restablecimiento de los servicios, poniendo a disposición de la EPE los recursos humanos y materiales del municipio.

Golpe a las pymes

 

Sin duda el área más afectada resultó el PAER. Alrededor de 20 empresas resultaron con daños diversos. El Taller de Zincado Wilde, de Juan Aguirre, fue el más perjudicado: la estructura completa colapsó y todo el galpón se derrumbó sobre sí mismo, aplastando maquinarias, el sector de oficinas y un automóvil Fiat Palio Weekend que la familia de Aguirre había dejado allí.
Veinte metros hacia el este del frente del Taller Wilde está la esquina de calles Sylvestre Begnis y Valvo. Allí quedaron varios árboles caídos, pero también una línea de media tensión que abastece al PAER. Tres columnas de hormigón armado, una de ellas de gran porte, se partieron en pedazos. Según especulaciones del personal de la EPE, las chapas que volaron «abrazaron» las columnas y las partieron en pedazos. Gruesos cables de acero y cientos de metros de tendido eléctrico quedaron dañados.
En dirección oblícua y hacia el noreste, la planta de Unitec SA, que pertenece a Edmundo López, presidente de la Cámara de Comercio Exterior, también fue alcanzada de lleno. Solo la fachada resistió la fuerza del viento: el resto de la planta, que aún no estaba terminada y por eso no tenía máquinas ni herramientas, se derrumbó por completo, volando la estructura metálica y las chapas en la misma dirección del viento. Algunas chapas llegaron volando hasta campos linderos, a más de 500 metros del lugar donde estaban originalmente.
Parte de la estructura del galpón de Unitec golpeó a la planta de la Gráfica Peacock, cuya nave perdió una parte considerable de su ala oeste, que quedó totalmente al descubierto. Peacock trabaja con papeles y materias primas que se arruinan con la humedad por lo que los daños no solo alcanzaron a la maquinaria y la construcción en sí, sino también a materias primas y trabajos en elaboración.
Cruzando la calle, el panorama era igual de desolador. El galpón de lajas prefabricadas del fabricante de cadenas Arruca sufrió la destrucción de su parte norte, que se derrumbó aplastando maquinarias y motores. Al lado, con frente hacia calle Juan López Caula, en la esquina con Ageo Culzoni, la empresa Curiotti Caños sufrió la voladura del techo y daños casi totales en sus oficinas, así como el ingreso de agua al interior de la planta. Al lado, otra planta industrial dañada resultó la de Desarrollos Industriales SA -DEISA-, que padeció la voladura de una línea de chapas en la parte que daba hacia el oeste.

 

Sin precedentes

 

El fenómeno se focalizó con extraordinaria precisión en una franja de entre 50 y 100 metros de ancho, que cruzó de suroeste a noreste la parte norte del predio del PAER. Desde la intersección de las calles José Piovano (marca el límite oeste del PAER) y Arturo Frondizi, hasta unos 30-50 metros al oeste del cruce de calles José Olivera (límite norte del PAER) y 500 Millas, todo lo que quedó dentro de la franja resultó destruido o sufrió severísimos daños. En su derrotero hacia el noreste, el fenómeno pasó al norte del hotel Campoalegre y afectó también instalaciones industriales ubicadas al este de la ruta 34, a unos 100 metros al sur del cruce con el Camino Público Número 5, frente a la planta hormigonera del Municipio.
Así ocurrió que por cuestión de metros -no más de 50- varias plantas vecinas a las que sufrieron los mayores daños -como la metalúrgica Vica, (calle de por medio con Unitec), el aserradero Visintini (lindera con el Taller Wilde), o la planta de JIT Lubricantes- no sufrieron daño alguno, mientras que otras quedaron literalmente destruidas.

 

Garantizan la seguridad en el predio

 

Uno de los pedidos más urgentes que realizaba Andrés Ferrero al promediar la mañana de ayer, al evaluarse las primeras consecuencias del temporal –y Diario CASTELLANOS era el primer y único medio presente-, pasaba por la seguridad, atento a la oscuridad, y al resguardo de los bienes de las empresas. El Municipio dispuso el patrullaje de la GUR «permanente», y efectuó gestiones para pedir la colaboración policial. Por su parte, los empresarios contrataron seguridad privada.

 

Fuente Diario Castellanos – Fotos SN Rafaela

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