Cansada de la confrontación permanente y absurda la líder del justicialismo esperancino está decidida a transitar otros caminos. Con la fuerza de los votos, viejos sectores del partido quedaron a sus pies y otros que parecían indispensables ya son historia. Sucedió con Gabriel Albarracín y en los últimos días con Alberto Santesso. Ambos se consideraban insustituibles y ya no pertenecen al círculo del poder. El ex encargado de prensa y ex “asesor íntimo”, desnudó su mediocridad y hoy es la risa del gabinete.
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