Podría pensar el lector que este fenómeno es nuevo, pero no es así. Los intrépidos mirones del aire son nómades. Hace varios años despegaban de calle Rafaela donde un parepentista quedó atrapado en un transformador, luego lo hicieron desde Avenida Argentina y ahora desde la calle Río Negro. Siempre en la ciudad. Nadie lo ve, nadie fiscaliza y nadie legisla.
Etiqueta: