A LA COMUNIDAD DE ESPERANZA:
Compartimos con Uds., las vivencias espirituales que como Peregrinos estamos experimentando.
La rosa y la espina están en medio nuestro, tallando nuestros corazones en la Voluntad del Señor, que no se deja ganar en generosidad y que nos cubre con Su Misericordia, en respuesta a nuestra aceptación.
A nuestra llegada a Madrid, el Padre Luis celebró la Santa Misa en la Catedral de la Almudena.
Nos estaban esperando y con una cálida acogida, dispusieron que la Misa se celebrara: ¡en la Capilla del Santísimo Sacramento!
Imaginen lo que significó esta Celebración, para nuestros corazones de “Custodios de la Eucaristía”…
Ávila fue la primera etapa de nuestra Peregrinación, donde pudimos compartir con abulenses y devotos, llegados desde distintos puntos de España y del extranjero, la Solemnidad de Santa Teresa de Jesús.
La ciudad abrió sus puertas, engalanada de fiesta, para honrar a Teresa, “la Grande” y los Carmelitas de ambas ramas, honraron a la “Santa Madre”, con un gozo indescriptible.
La Santa Andariega, reinó en el corazón de los presentes, en una Ceremonia Religiosa donde la Jerarquía de la Iglesia estuvo representada ampliamente.
Visitamos los lugares más significativos de Ávila, contagiados del espíritu carmelitano, que nos salió al encuentro, llenándonos de alegría.
Nuestra segunda etapa fue Roma y en ella, como Celebración cumbre, la Beatificación de Su Santidad Pablo VI. No abundamos en detalles, porque las imágenes que les habrán llegado por la televisión, nos eximen de todo comentario.
Solo trasmitirles nuestra emoción, por la participación en esa multitudinaria ceremonia, donde la cristiandad se dio cita, con sus múltiples rostros y riquísima diversidad, unidos por “una sola Fe, un solo Bautismo, un solo Dios y Padre…”.
Para todos los que crecimos en la Fe, iluminados por los Documentos Pontificios de San Juan Pablo II, por su indudable carisma y sus virtudes heroicas, participar en la Basílica de San Pedro, de la Santa Misa en el Altar que guarda sus restos, y que presidiera el Padre Luis, fue una experiencia espiritual única e irrepetible.
El 19 de octubre viajamos a Tierra Santa, y comenzamos a caminar tras los pasos de Jesús. Cada Santo Lugar visitado, es evidencia clara de un Evangelio vivo y actual, donde el Señor nos invita a meditar Su Mensaje Salvífico.
Los tres matrimonios que integran el Grupo de Peregrinos, renovaron sus Promesas Matrimoniales en Caná de Galilea, y cada uno de nosotros compartimos con ellos, su emocionado compromiso.
En Nazaret, María, la Virgen Madre, nos estaba esperando… Sentimos en el corazón Su bienvenida, y nos quedamos orando en el umbral de Su pequeña casa, poniendo nuestras intenciones y las de Uds. en Su Corazón Inmaculado.
San José, también nos acogió en sus brazos de hombre justo, por excelencia. Pusimos en ellos, a todas las familias de la Comunidad y oramos para que intercediera por sus intenciones y necesidades.
En el Monte de las Bienaventuranzas, teniendo como fondo el Mar de Galilea, la Palabra del Señor nos envolvió en Su misterio, porque cada uno sintió en su corazón el llamado personal, en alguna de aquellas sentencias evangélicas…
Trasladarnos al Monte Tabor, significó comprender en plenitud las palabras de Pedro: “Señor, que bien se está aquí, hagamos tres carpas…”. Entiéndannos, en realidad, estábamos dispuestos a construir veintidós…
Hasta aquí nuestro “Primer Parte de Prensa”, con el que deseamos trasmitirles nuestro mensaje de Amor y Paz.
Estamos todos muy bien, como no estarlo, si el Señor y Su Mamá, son ¡nuestros Compañeros de viaje!.
No teman por las noticias que aparecen en los diarios, estamos protegidos y seguros, en las manos de Dios, Uno y Trino. ¡Que Él, los bendiga!
Con inmenso afecto a familiares y amigos.
Peregrinos de la Basílica de la Natividad de la Santísima Virgen
Esperanza (Santa Fe)
Octubre/2014
