Una marcada disparidad productiva caracterizó la campaña de soja de primera 2024-2025 en el centro-norte de Santa Fe, según un reciente informe del Centro de Estudios y Servicios de la Bolsa de Comercio de Santa Fe.
El estudio, basado en el seguimiento del Sistema de Estimaciones Agrícolas (SEA), reveló diferencias sustanciales en los rindes y márgenes brutos obtenidos entre los Departamentos ubicados al centro-sur y los del centro-norte de la región. La superficie sembrada con soja temprana alcanzó 1.037.000 hectáreas, el valor más alto registrado desde 2010, impulsada por la reducción en las áreas destinadas a maíz y girasol, así como por las buenas expectativas iniciales. No obstante, el rendimiento final promedio de 34,0 quintales por hectárea ocultó una realidad contrastante entre zonas.
En los Departamentos del centro-sur del área SEA —principalmente Castellanos, San Martín, San Jerónimo y Las Colonias— los cultivares alcanzaron rendimientos excepcionales, con lotes que superaron los 50,0 qq/ha. Estos cuatro Departamentos en conjunto explican el 81% de la producción total de soja temprana de la región, y fueron determinantes para alcanzar una cosecha histórica de 3.507.415 toneladas (+4,1% respecto al ciclo anterior).
Por el contrario, en el norte santafesino, las lluvias tardías de febrero no lograron revertir el estrés hídrico sufrido durante el crecimiento vegetativo, lo que afectó seriamente los rendimientos. En varias zonas del noreste, los rindes promediaron entre 17,0 y 20,0 qq/ha, generando márgenes brutos ajustados e incluso inferiores en un 10 a 15% a los de la campaña pasada.
En términos económicos, el informe remarca que los costos totales por hectárea (sin considerar el impuesto a las ganancias ni el IVA) se ubicaron entre 500 y 650 dólares, dependiendo del tipo de explotación y zona. El rendimiento de indiferencia, es decir, el umbral necesario para cubrir costos, fue más exigente en los departamentos del centro-sur debido a mayores inversiones tecnológicas, ubicándose entre 20,0 y 22,0 qq/ha. En el norte, con menores costos y tecnología aplicada, dicho valor osciló entre 15,0 y 16,0 qq/ha para campo propio.
El escenario fue más complejo para los productores sin campo propio: los alquileres —promediando entre 10 y 14 qq/ha según zona— elevaron el rendimiento de indiferencia a un rango de 17,0 a 24,0 qq/ha. Esta situación dejó a muchos productores del norte con márgenes muy reducidos o nulos, frente a los 380 a 500 dólares por hectárea que obtuvieron quienes cosecharon en las zonas de mayor rendimiento. De esta forma, la campaña 2024-25 dejó en evidencia una fuerte disparidad regional, donde el éxito de la soja temprana estuvo concentrado en un puñado de departamentos del centro-sur santafesino, responsables de una cosecha sin precedentes en el área SEA, mientras que en el norte, las condiciones climáticas adversas redujeron considerablemente el potencial productivo y la rentabilidad del cultivo.