“Antes de fundirnos e ir a la quiebra tuvimos que vender el tambo. Los precios son malos, la producción en nuestro caso cayo un 70% y la falta de personal capacitado es un limitante. Esto se suma a la inexistente política que llevan adelante desde el Gobierno nacional, provincial y comunal -que agravan la situación con trabajos sin autorización, ni estudio hídrico-, que no te permiten tener una esperanza alentadora con respecto al futuro”.
De esta forma Julián Donnet trata de explicar la situación que lo llevó a cerrar su explotación tambera tras 60 años de actividad en la localidad de Las Tunas. “Se había logrado una muy buena genética, en los últimos tiempos teníamos en promedio unas 90 vacas en ordeñe con un promedio de 1800/900 litros por día. Habíamos superado en algunos meses los 2 mil litros, pero lamentablemente el esfuerzo y sacrificio de años se perdió en pocos días”, precisó.
El tambo estaba en funcionamiento desde el año 1954 iniciado por su padre y desde 1985 a la fecha Julián tomo la posta con su hermana y su cuñado. “Fueron épocas muy difíciles en un primer momento porque uno no estaba al frente del establecimiento, pero con el tiempo se fue acomodando. En el lapso de 2 años adquirimos unas 200 vaquillonas para agrandar el tambo, mejorando la genética primero con inseminación y luego con toros de las mejoras cabañas de la zona. Da mucha bronca terminar así”, agregó.
El primer golpe
La explotación agropecuaria enclavada en el centro del departamento Las Colonias, tuvo su primer gran inconveniente con el agua en 2007 donde en pocas horas el campo quedó con más 50 centímetros de agua. “Tuvimos en algún momento alguna dificultad con el agua, pero nunca tan grave como en estos últimos 7 años. Entre fines de 2006 y principios de 2007, la inundación tuvo un efecto muy particular de la noche a la mañana teníamos entre 50 a 60 centímetros de agua en todo el campo y dentro de la casa, pero una vez que empezó a bajar la situación fue mejorando. El problema actual es que las obras cuentas abajo, no se han hecho -solo se trabajó hasta la zona de Los Cuatro Sauces- el agua llega muy rápido y se va muy lento porque no hay salida de agua, falta obras muy importantes”, indicó Donnet.
El productor afirmó que existe un canal que se hizo de manera natural por la propia pendiente del lugar, “resulta muy extraño que tanto el Comité de Cuenca Centro Oeste, como el Ministerio de Aguas de la Provincia no lleven a cabo esta obra. Solo falta poner una máquina dentro del campo y llevar a cabo la obra”.
Donnet agregó que la promesa de nuevas obras viene desde hace más de 10 años, “entre 4 a 5 años atrás dimos los permisos de paso para que el comité de cuenca y la provincia haga las obras y nunca se realizaron”.
Culpas
Por otra parte Donnet dejó en claro que la situación que vive el sector, y particularmente la zona, tiene claros responsables. “Que las obras no se hagan es responsabilidad en primer lugar del gobierno provincial -a través del Ministerio de Aguas- que en lugar de administrar y ejecutar las obras las frenan, los motivos deberían explicarlos ellos; los Comité de Cuenca no pueden ejecutar porque no hay autorización y las altísimas tasas que cobran se van a gastos administrativos y nada en obra”, afirmó.
En este sentido expresó que años anteriores había 5 maquinas trabajando, con tres choferes y una empleada administrativa, al que se sumaba un abogado y un contador, más el técnico. “Hoy en día hay un maquinista, una empleada administrativa, dos abogados, una contadora y dos técnicos. La mayor parte de lo que se recauda va destinado a pagar sueldos, honorarios y estudios, pero las obras nunca se realizan”.
El productor que fue presidente del Comité entre 2002 y 2006 manifestó que actualmente no se genera información. “Antes se reunía 3 veces por mes y se atendían los reclamos de los 8 distritos que lo integran -San Jerónimo norte; Las tunas; Pujato; Franck; Colonia San José; empalme San Carlos; Esperanza y Humboldt-”.
Donnet agregó que otro de los inconvenientes que llevó a cerrar el tambo fue la colocación de una bomba -arrocera- que puso la comuna de Las Tunas, que terminó por hacer perder toda la pastura y las reservas previstas para este año. “Cada comuna hace lo que quiere, sin autorización y sin proyectos de impacto aprobados. Estamos de acuerdo en que se produzca el menor impacto en los ejidos urbanos, pero no a costa de fundirnos a nosotros, que en definitiva somos los que mantienen el sistema. Lamentablemente los presidente comunales en lugar de velar por el bien común de la mayoría de la gente de su distrito, vela por el bien particular de alguno”, puntualizó.
Por José Zenclussen - Campo Litoral -