Tras confirmar su decisión de abandonar el cargo a fin de año, la intendenta necesita encausar la gestión que muestre al justicialismo local como opción electoral.
La noticia más importante se produjo hace pocos días: No estaba el nombre de Ana Meiners entre las opciones electorales de la ciudad. La decisión de dejar la gestión comunal luego de 16 años marcaba un fin de ciclo difícil para el justicialismo que, a fuerza de votos, aceptó todas las decisiones de la jefa comunal, hasta la riesgosa trama de quedarse sin sucesor.
En menos de un mes la intendenta desalentó los operativos «clamor» para que se vuelva a presentar como candidata, cumplió la amenaza de despedir a cualquier integrante de su gabinete que no integre la lista oficial, aceptó una renuncia, eligió su sucesor y ahora deberá reemplazarlo sin soltar riendas a la gestión.
La salida de Romina Toledo fue un golpe para la gestión justicialista. Luego de ocho años intensos la trabajadora social abandonó el gabinete y su estilo declarativo, rechazó verticalismos plantándose públicamente en la decisión de ofrecer su trabajo a la sociedad y procurar movilizar al electorado para que encuentre opciones dentro del partido.
Tras su salida, otra secretaria tomó la misma decisión o en solidaridad política o en anticipación. Dos funcionarios menos en el gabinete en pocas horas. Por más que se intente minimizar, es difícil el panorama político.
A esa sucesión de novedades que se produjeron sobre el cierre de listas llegó la oficialización de una decisión anticipada a la prensa entre murgas carnestolendas y luego desmentida: Ariel Defino era el elegido por Ana Meiners para sucederlo.
Ayer se produjo la novedad política más fuerte. La propia intendenta confirmó en una nota distribuida por redes sociales que Ariel Defino no será candidato a intendente. Razones de salud que obligan a quitar responsabilidades al destacado arquitecto, lo sacan de la carrera electoral.
Se menciona que en cuestión de horas también podría ser reemplazado en el gabinete. Las mismas fuentes que ayer desde el primer piso del palacio municipal anticipaban novedades, hoy le ponen nombre al funcionario que regresaría al equipo.
El justicialismo, pero fundamentalmente Ana Meiners debe ahora reencausar la gestión para potenciar ser una opción electoral y no una despedida.
En esta jornada se sucederán reuniones cargadas de decisiones políticas de gestión y electorales. Hasta el lunes, momento de oficialización de listas, el partido de gobierno de la ciudad tendría tiempo para confirmar el nombre del nuevo candidato.
Para algunos, como con Cristina Fernández, es el momento de un nuevo «operativo clamor» y para otros el más claro ejemplo de una gestión en retirada, cansada de los personalismos en las decisiones que no contienen dirigentes y que no muestran proyectos sociales amplios.
Una gestión sin obras propias, con más de 600 empleados y a la cual se le complica ordenar la reparación de un bache; necesita un golpe de efecto que contenga mando, acción y fundamentalmente defensa de lo realizado. Hoy nadie (ni los propios) hablan bien de la gestión y no alcanza con videos en redes sociales mostrando desfile de colectividades y autos antiguos.
Por lo que somos capaces de hacer como sociedad, por la necesidad de modernizar la administración, cuidar recursos y ser eficientes, merecemos mirar nuestra actualidad política sin detenernos en peleas de alcoba. Sólo los líderes son capaces de conducir a una sociedad en momentos difíciles para mostrarle el objetivo, sin frases hechas ni slogans de campaña. Tremendo desafío.
j.z.