La primera confirmación tácita es que la administración Meiners tenía dinero para brindar y convidar.
Seguramente también tenían motivos para celebrar. Luego, al momento de los discursos, la sexagenaria dirigente kirchnerista agradeció el trabajo de los empleados municipales, atacó a la oposición radical por no aprobar su pedido de último momento y se comprometió a abonar el bono navideño.
"Compromiso que asumimos y cumpliremos" dijo la intendenta ante los empleados públicos municipales. En realidad a pesar del tinte político y casi de hazaña, la mandataria está obligada a pagarlo ya que fue firmado en paritaria provincial y todos los municipios y comunas deberán abonarlo. Los gremios aceptaron que aquellas administraciones más comprometidas lo hagan en enero y no en diciembre, como sucede en Esperanza.
Meiners en el mismo discurso de dirigente víctima calificó de "mezquinos" a los concejales radicales. Esos ediles horas antes habían dicho que Meiners no necesitaba el dinero extra ya que en las cuentas sueldo de la administración municipal había dos millones de pesos.
También los concejales dijeron en la sesión que el pedido de la intendenta de renunciar a un millón de pesos para obras y trasladarlo a gastos corrientes le faltaban argumentos al momentos de solicitarlo y que no creían que la mandataria utilice a los empleados "como rehenes" de una situación totalmente injustificada.
Lo importante es que la intendenta reiteró que abonará el "bono", lo dibujará de proeza económica y luego le pedirá a los agentes públicos que la acompañen en su búsqueda de la re-reelección.
Comenzó a ser desenfrenado su sueño de festejar sus 70 años siendo intendenta y continuar disfrutando de las "mieles" y las "uvas" del poder.
