Lo que vivió la ciudad de Esperanza en la tarde de ayer fue la más clara expresión de una "ciudad partida". Sorprende que todos se hayan prestado al juego en un desafío público absurdo que desnuda las incapacidades propias.
Otra vez lo mismo. Yo dije lo que no dije porque vos dijiste. Otra vez la misma historia. ¿Cómo se van a poner de acuerdo para construir 300 cuadras de ripio y pavimento si no pueden coincidir en un día, hora y en un mismo lugar de reunión?
Dos encuentros se produjeron ayer en distintos lugares, a la misma hora y con el mismo objetivo. Por un lado los concejales y los vecinalistas concretando una reunión que acordaron días atrás. Por el otro el Foro Institucional Ciudad de Esperanza ofreciéndose como el "muro de los lamentos" de la intendenta.
Meiners elogiando a quienes critican a sus opositores y jugando el juego que mejor sabe: el de "víctima" de un sistema político que ella lidera. Incapaz de conseguir promesas de los concejales y de mostrar voluntad de construir consensos es la máxima responsable de este punto muerto.
Concejales diciendo que llegan a acuerdos pero cargan en sus espaldas todos los males de la ciudad. Tienen desde el mes de julio el proyecto de pavimento y ripio en sus escritorios, anunciaron que querían introducirles cambios y la intendenta los condicionó con la promesa de veto si el proyecto no sale tal cual lo envió. ¿Democracia? Imposible hacer política seria con este modo repetitivo de berrinches y caprichos.
¿Cuál era el objetivo de sostener una reunión que estaba destinada al fracaso? ¿Escrachar la ausencia de los concejales? Si el objetivo era lograr consensos, ¿Se logra con gritos en soledad?
Es muy valorable que empresarios destinen su tiempo y esfuerzos para lograr el consenso, pero no son políticos. Sus tiempos son distintos y sus métodos también.
La ciudad está partida y la solución no es el ataque, es el diálogo. La política es saber resignar sin ceder principios. Es debate sin gritos.
José Zenclussen.-
