Comenzó esta semana el prolongado período de negociación individual de las familias inundadas que presentaron declaraciones juradas y que están en condiciones de recibir una oferta de cancelación del compromiso asumido por el municipio con la “Reparación Solidaria”.
Frente a ellos un adiestrado equipo de empleados municipales les explica las bondades del acuerdo y las diferentes opciones que surgen del dinero que pretendía cobrar, las deudas que delatan los registros del estado y también los plazos de vigencia y propiedades de los bonos de cancelación.
Allí los diferentes medios de comunicación reflejaron la opinión de los vecinos afectados que llegaron al Salón Blanco, algunos citados y otros preocupados porque no recibieron información sobre la propuesta.
El proceso se inició con dificultades de comunicación ya que los primeros afectados fueron citados para un día en el cual el municipio estaba cerrado lo que obligó a modificar jingles publicitarios y a aclarar que las citaciones se conocerían en cada semana. En concreto, la mayoría de los afectados llega sin saber a cual de los cuatro grupos de damnificados pertenece pero está dispuesto a cerrar una etapa penosa de su vida. Firmarán el documento y sabrán quienes los engañaron y quienes no. La sensación que observamos desde afuera es que descreen de toda la clase política, de los que le mintieron antes y los que hasta hoy les toman el pelo.
LA HISTORIA
Ese mismo lugar donde hoy los vecinos escuchan la oferta para saldar el compromiso creado por la ordenanza 3531, fue el salón que escuchó gritos y quejas de los integrantes de la Agrupación Vecinos Unidos por el Agua que pedían cobrar y no aceptaban el dinero de una moratoria. Un año después la gestión Meiners logró que las deudas se cancelen en el momento y sus acreedores se transformen en recaudadores municipales.
La historia se comenzó a escribir con el dolor y la impotencia de perderlo todo en el 2006 y 2007 y se mantiene viva porque existe una herida abierta en la gente que esperó del poder político una ayuda que solo fueron promesas de campaña.
En setiembre del 2008 el Concejo Municipal aprobó la ordenanza que creaba el “Fondo de Reparación Solidaria” y fijaba cuales eran los recursos y como distribuirlos. Fue una sesión histórica con el recinto repleto de público y gente que vivaba desde la calle. Tras la promulgación de la ordenanza la intendenta convocó a una comisión de vecinos para establecer el método de distribución del fondo.
Fue en el caluroso enero del 2009 que comenzaron a entregar las planillas que se transformarían en declaraciones juradas. Allí se conoció la cantidad de familias que le pedían al estado local una ayuda: 2.262 presentaciones.
Sólo la queja permanente de VUA hacía no olvidar las promesas de la clase política en diferentes tiempos de campaña y mantenía vivo el reclamo de los afectados. Llegaron los pedidos para conocer la cuenta donde estaba reservado el 5% de la recaudación, la oferta de la moratoria, las afectaciones presupuestarias del 2010, las reuniones, los documentos públicos, las conferencias de prensa y las amenazas de marchas o cortes.
La protesta popular finalmente se concretó el 15 de julio de este año y delató que Edición Uno no se equivocó al sostener que el reclamo sigue vigente. Una impactante manifestación de vecinos se movilizó para entregarle en mano a la Intendenta una nota que le pedía cumplir su palabra de campaña y pagar el dinero prometido. Cientos de cartas, gritos, aplausos, imágenes, carteles, mucho frío, dolor y lágrimas. Desde el reclamo la expresión “el dinero está y tienen que pagarnos”, mientras desde las escalinatas las autoridades respondieron con cara de piedra, la recepción de los pedidos y la promesa de un encuentro.
Dos años después de sancionada la ordenanza y a casi cuatro años de la primera inundación los vecinos llegan nuevamente al municipio, pero esta vez deseando que sea la última. Salen con papeles firmados, con bonos de impuestos pagos y algunos con doscientos pesos. Unos dicen sentirse satisfechos por saldar sus deudas y otros con bronca por saberse usados.
RECLAMO JUDICIAL
Los vecinos disconformes “están en un callejón sin salida” sintetizó un profesional del derecho a éste medio al expresar que ya no queda tiempo para reclamos judiciales si no se iniciaron algunos meses atrás quejas administrativas. “O aceptan o tienen la posibilidad de quedarse sin nada”, alertó este abogado al expresar una rápida definición basada en la experiencia de las demandas al Estado.
Otros sostienen que puede quedar alguna posibilidad de reclamo en Tribunales pero que los fondos a pagarles a los vecinos terminarían en los bolsillos de los abogados por honorarios. También es cierto que dos años después de sancionada la ordenanza de “Reparación Solidaria” la desvalorización del monto de dinero a reclamar hace que ningún abogado se esfuerce en ofrecer sus servicios.
LA DEFINICION
En las últimas semanas advertimos sobre los cambios de posición de los integrantes de VUA que aseguraron que el dinero estaba y hoy se conforman con la explicación de la intendenta que tuvo que gastarlo en otra cosa. O cuando afirmaron que no aceptarían bonos y hoy la mayor cantidad de vecinos saldrán con papeles por impuestos pagos a cinco, seis o siete años.
Adelantaron que las autoridades explicarían las bondades del acuerdo a los vecinos en una asamblea, aunque ante las primeras quejas advirtieron que “el tiempo de las asambleas terminó”.
Los integrantes de VUA exigieron a las autoridades que expliquen el acuerdo en el programa de TV “Sin Vueltas” (Play TV) para que los vecinos se saquen todas las dudas antes de firmar, pero las autoridades nunca se interesaron por hablar del acuerdo. Existieron otros incumplimientos que los funcionarios burlaron ante el llamativo silencio de los referentes de VUA.
SUGERENCIA
También dijimos que los vecinos titulares de los bonos se transformarían en recaudadores municipales generando un “mercado paralelo del bono” si querían hacerse del dinero en efectivo por el doble del valor.
Consultados sobre como se les explica el acuerdo, varios vecinos nos advirtieron que existe un especial énfasis en detallar que “si usted no quiere ni tiene tiempo de vender esos bonos piense que se saca un problema de encima y se despreocupa de pagar la Tasa Municipal por cinco o seis años, no es necesario vender el bono”.
Está claro que esta ‘sugerencia’ busca trasladar el problema en el tiempo y evitar que ese bono sea canjeado en pocos meses lo que provocaría un mayor esfuerzo presupuestario para la gestión actual.
EXITOSO RESPALDO AL ACUERDO
En pocos meses será destacado el importante porcentaje de aceptación de la propuesta que el municipio brindó a los vecinos inundados. Será cercano al total de las declaraciones presentadas, pero hoy queda claro que ese porcentaje reflejará el deseo de “cerrar la herida”, lo que no implica satisfacción.
La dilación en el tiempo de la resolución, las promesas incumplidas, los cambios de posición de los políticos según el rol que les toca ejercer y el cansancio de los protagonistas son los factores que pesan para escribir rápidamente el final.
En el momento del balance, cuando todo se hable en tiempo pasado, llegará la reflexión propia para identificar las verdades y mentiras que templarán una nueva lección de vida que tuvo a cada vecino como activo protagonista de la historia.
Edición Uno Domingo