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Locales

Elecciones: nada cambió en la ciudad de la grieta

¿Se imaginan la ciudad que tendríamos si durante un año sin parar la intendenta le impone el ritmo de gestión y eficiencia de servicios como nos mostró que es capaz antes de las elecciones?

 

 

 

Las primarias fueron una alerta que encendieron todas las luces a su aburguesado gabinete, pero la reacción a tiempo, una demostración que si se quiere se puede.

 

 

 

Si bien Cammisi como ganador de las PASO les marcó la agenda, tuvimos hechos y promesas para todos los gustos. ¿Recuerdan? En sólo un mes se anunció una planta de líquidos cloacales con fondos propios, se pudieron comprar las motos, camionetas y la máquina pinta sendas con el Plan de Obras Menores 2013, llegaron fondos a los clubes deportivos, festivales de rock en el parque, dinero para materiales en el Instituto de Hábitat y hasta 15 millones de pesos para caminos rurales.

 

 

 

Las calles brillaron a pesar de ser otoño, apareció la barredora y atrás Mayco las barría todos los días, las luces funcionaron, el plan de accesibilidad cumplió el ritmo de obras, se compró la esperada bomba de agua para el parque, licitaron playones, jardines y centros integradores, había gasoil para las máquinas en los caminos, aparecieron las cámaras de seguridad y la confirmación que el Centro de Monitoreo ya estaba funcionando.

 

 

 

Sólo le faltó una frutilla a ese postre electoral: a pesar de tener 10 kilómetros de fibra óptica ni la campaña logró llevarle internet a la imprescindible oficina de Anses.

 

 

 

El resto, habrá que reconocer, todo fue vértigo, eficiencia y sonrisas. Todos estuvieron “al servicio de la gente”; hasta algunos pauta periodistas estuvieron más activos que varios secretarios municipales.

 

 

 

Además de ajustar las clavijas del gabinete y demostrar que es posible tener una gestión acorde a lo que la gente le pide, la intendente compartió fotos con Pirola, Elena, Theler y todo aquel dirigente que represente el “peronismo bueno”. Los mismos a los que cuatro años atrás trató de “flojos”.

 

 

 

También mejoró su mensaje de comunicación con la sociedad. Eliminó discursos de abogados, arquitectos y consejeros de mala imagen, a fuerza de pauta dominó la agenda en la mayoría de los medios, cambió slogan de campaña y apeló a viejas recetas maquilladas: victimización ante los ataques y agite del fantasma del fascendinismo.

 

 

 

La oposición no criticó a Meiners en la campaña, sólo hablo de una nueva generación de dirigentes. Suficiente mensaje para contrarrestarlo con el “me tratan de abuela”. En cambio la contundencia del “no volvamos al pasado” fue más efectivo a la hora de juntar votos.

 

 

 

La generación tapada

 

 

 

Cammisi nunca pensó que el sentimiento ‘antifacha’ y ‘antinino’ seguía tan marcado aún en la población. Si lo hubiese advertido, quizás habría dejado trascender las peleas y las trabas que tuvo en la propia interna radical para desarrollar esta campaña.

 

 

 

Siempre pensó que podía ir ‘con todos juntos’ y hoy advierte que para la mayoría de la gente su foto compartida con los ex intendentes, fue su condena. Señalar ese lastre como único motivo de la derrota es también caer en un simplismo.

 

 

 

“Sólo hay un dirigente radical exitoso” repite por estas horas un testaferro que parece celebrar la derrota de su partido en su ciudad y se frota las manos por renovar un cargo provincial. Mientras tanto, un grupo de políticos que promedian los cuarenta años lamentan la derrota, la inexperiencia, hablan de sus propios errores y saben que a pesar de obtener una cantidad récord de votos se suman a la ‘generación dirigencial tapada’ por mayores.

 

 

 

Como nunca Cammisi reunió voluntades en el Frente Progresista porque el socialismo, el radicalismo universitario, el Ari y hasta FormaR expresaron que se trataba de “otro estilo”, lo apoyaron y lo dijeron públicamente, pero no fue suficiente.

 

 

 

Quizás pensó que ganaba antes de cruzar la meta. Dio todo lo humanamente posible, pero no alcanzó. Frente a él todo el poder del estado municipal y un electorado que expresó su descontento en las Paso para después participar del Boca – River en el cual está dividida la ciudad desde hace diez o quince años.

 

 

 

Si se miran los números, en dos meses, perdieron votos todos los otros candidatos y la intendenta sumó tres mil entre una y otra elección. No sólo fue más gente a votar sino que muchos cambiaron su voto para garantizar que entre las opciones existentes Ana Meiners siga gobernando.

 

 

 

Para algunos el triunfo está cimentado en la excelente gestión de la intendenta y para otros en la decisión de no darles ni la foto del triunfo a dirigentes que prefieren olvidar. Como Fascendini y De Pace, Meiners es ya un fenómeno político en sí mismo por los logros electorales obtenidos. Paradójicamente para la mayor parte de los esperancinos, la juventud dirigencial representó el pasado.

 

 

 

Lo que viene

 

 

 

No será ninguna novedad para la intendenta gobernar con un concejo dominado por la oposición, sólo que desde el 10 de diciembre habrá tres partidos con representación parlamentaria, con un dirigente socialista convertido en el voto deseado.

 

 

 

Aunque lo desmientan, Dellaporta, el primer concejal socialista de la ciudad, se convertirá en el vínculo con el gobierno provincial y en poco tiempo en el dirigente opositor de referencia.

 

 

 

El socialismo tiene la puerta abierta de la política en la ciudad, le pasará factura por la derrota de la fórmula provincial en Las Colonias al radicalismo y establecerá clarísimas diferencias con los añejos líderes.

 

 

 

Cammisi es joven y como pocos dirigentes esperancinos superó los diez mil votos de respaldo, cosa que muchos radicales y peronistas desearían. Es su capital que se le puede perder como arena en la mano si se desanima o repite errores.

 

 

 

Meiners manda a fuerza de votos en la ciudad, pero antes de asumir ya encendió la rosca política por la continuidad. “Cuando termine mi tercer mandato, dejaré la intendencia” disparó en medio de los festejos y ya todos hablan de las próximas elecciones. Quizás el futuro del PJ se juegue en un próximo cambio de gabinete.

 

 

 

El resto de los partidos políticos también tomaron nota del mensaje de las urnas, pero tienen un desafío mayor porque están fuera del poder. Buscan explicaciones por los resultados, tanto los que estuvieron cerca de una banca, como quienes fueron solamente espectadores y funcionales al clásico.

 

 

 

Después de una campaña que nos convirtió en “la ciudad de la furia”, con denuncias y escraches como pocas veces antes había sucedido, llegaron los festejos y los lamentos.

 

 

 

Nada ha cambiado en materia política porque se ratificaron liderazgos mientras la grieta sigue activa. Consenso, diálogo, debate, viviendas y lotes, por el momento, son sólo palabras que se repiten en tiempos electorales. ¿Cambiará?

 

 

 

 

 

José Zenclussen

ELECCIONES OPINION
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