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Locales

Cien días sin presupuesto en la ciudad

Los esperancinos le damos a los políticos un millón de pesos por día para la administración comunal, sin embargo no sabemos muy bien como se gasta porque al promediar abril el PRE-supuesto todavía no fue aprobado. 

 

 

 

Comenzamos a transitar el día 107 del año y la ciudad de Esperanza todavía no tiene aprobada su "ley de leyes" lo que evidencia una irresponsabilidad de todo el arco político.

 

 

 

¿Adónde va nuestro dinero? ¿Cómo lo controlamos? ¿De cada 100 pesos cuánto va a personal y cuánto a obras? Preguntas sin respuestas en una ciudad cuya administración significa un movimiento de dinero que supera los 330 millones de pesos al año.

 

 

 

El oficialismo dirá que la oposición pone palos en la rueda y no le da la herramienta más importante del año para trabajar. Mientras tanto ese mismo oficialismo administra un presupuesto reconducido sin demasiado control parlamentario.

 

 

 

La oposición dirá que la avaricia del intendente de turno fija impuestos altos y que eso afecta el diseño del presupuesto que no pudo ser aprobado, cuidándose que esa crítica no quede como un obstruccionismo de gestión.

 

 

 

No es la primera vez que sucede. Hemos tenido años que los presupuestos se aprobaron cuando el año terminó y otros en el segundo semestre. Lo cierto es que con la historia repetida nadie contribuye a elevar el nivel de trabajo responsable al cual la dirigencia política de todos los colores se compromete en cada campaña electoral.

 

 

 

No es un tema que preocupe demasiado a la ciudadanía cuando su reclamo puede pasar por el barrido, la limpieza o la iluminación pública. Es a la clase dirigente empresaria, gremial, institucional y política a la que debería preocuparle.

 

 

 

Hablamos de una clase política que votó el regalo de un millón y pico de pesos a una multinacional sin beneficio mensurable a los vecinos. La misma clase política que no es capaz de liderar o gestionar grandes transformaciones para la comunidad que gobierna.

 

 

 

Falta un acuerdo político que los integre en objetivos comunes de gestión, faltan liderazgos políticos con ambiciones comunitarias compartidas, falta grandeza de reconocer que la idea del otro es buena y podemos mejorarla.

 

 

 

Esa transformación de la clase dirigente llegará sólo cuando la comunidad premie a una clase política que sea capaz de compartir esfuerzos y no sólo denuncias y escraches al opuesto.

 

 

 

Por lo pronto insistimos con una pregunta básica para una comunidad en desarrollo: ¿Cómo gastan el millón de pesos diario que le damos a la intendenta para administrar? Nadie lo sabe muy bien, ni oficialismo ni oposición, porque la ordenanza que lo regula, todavía no fue aprobada.

 

 

 

 

 

j.z.

 

 

concejo DEM MUNICIPIO presupuesto
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