Cuando lo hicieron mal por primera vez la excusa fue "estamos ajustando los procedimientos". Habían demorado unos tres meses en hacer el primer cerramiento, estrella y millonaria obra de la gestión Meiners en el céntrico paseo esperancino que sirvió para catapultar a la gestión a Oreste Blangini.
Cero control, cero preocupación, trabajo medio día, poco fanatismo en responder las preocupaciones de la gente y buscar alguien a quien echarle la culpa de los errores propios marcan un estilo de conducción actual en el municipio.
El badén es el fiel ejemplo de lo que decimos.
En octubre anunciaron a regañadientes que "después de un análisis técnico" comprobaron que el badén de Sarmiento al 2100 estaba mal hecho y que debían rehacerlo. Chocolate por la noticia, toda la gente le decía que el baden era un peligro y no tenía mantenimiento, por lo tanto se iba a seguir rompiendo y causando accidentes.
Hace quince días que el tránsito está cortado en una de las céntricas cuadras de la plaza para que fragüe el hormigón de un badén que fue construido íntegramente por segunda vez, después de varias reparaciones.
Ayer después de la lluvia pudimos comprobar que, como muestra la fotografía, el agua se sigue acumulando en el lugar, es decir que otra vez lo hicieron mal. Se puede observar que cerca del cordón de la vereda queda acumulada el agua que debiera caer por pendiente natural en el cordón opuesto.
Como todos sabemos que algo escasea en la gestión Blangini-Meiners es la brea para mantener las juntas de los hormigones, en poco tiempo esa agua pasará a las bases y el "extraordinario desarrollo constructivo" se volverá a romper.
Pregunta reiterada ¿Quién paga la ineficiencia de Meiners?
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