Desde la Fiesta Patronal del 1 de mayo de este año 2011, la Capilla San José Obrero (Barrio Ciclar) está viviendo el Año Jubilar por los 50 años de su creación.
En la tradición católica, el Jubileo es un gran hecho religioso. Es el año de la remisión de los pecados y de las penas por los pecados, es el año de la reconciliación entre los adversarios, de la conversión y de la penitencia sacramental, y, en consecuencia, de la solidaridad, de la esperanza, de la justicia, del empeño por servir a Dios en el gozo y la paz con los hermanos. El Año Jubilar es, ante todo, el Año de Cristo, portador de la vida y de la gracia a la humanidad.
El Jubileo es un tiempo de Gracia de Dios: Ha sido instituido para consolidar la fe, favorecer las obras de solidaridad y la comunión fraterna en el seno de la Iglesia y en la sociedad, para recordar y remover a los creyentes a una profesión de fe más sincera y más coherente en Cristo el único Salvador.
El lema motivador de todas las actividades previstas para la celebración de este Año es: “Discípulos y misioneros de Jesucristo para hacer de la Iglesia casa y escuela de Comunión”. Dentro de esas actividades visitó ayer la comunidad de la Capilla San José Obrero de nuestra ciudad el Arzobispo de Santa Fe, Monseñor José María Arancedo quien presidió una misa y luego compartió actividades con niños, padres de catequesis familiar, agentes pastorales y grupos apostólicos.
La comunidad del barrio Ciclar recibió como una verdadera fiesta la llegada del principal pastor de la Arquidiócesis de Santa Fe, hoy también Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.