Por Lic. Eduardo Kinen – Presidente del Concejo Municipal de Esperanza
En el panorama vial de muchas ciudades del mundo, la bicicleta es parte importante del paisaje urbano en una época donde la pandemia del Covid 19 impulsó con más fuerza este medio de transporte en las grandes urbes.
Las bicicletas desde hace ya mucho tiempo vienen siendo protagonistas por sus características de ser un medio de transporte eficiente, limpio y saludable. Contribuyen a reducir el consumo de combustibles y sus emisiones contaminantes colaborando a mejorar el medio ambiente. Su utilización fomenta la actividad física a la vez que optimiza la fluidez del tránsito “pacificando” las calles al potenciar la convivencia ciudadana.
Para quienes ya hemos vivido varias décadas en Esperanza, seguramente podemos recordar que nuestra localidad era conocida como la ciudad de las bicicletas. Y, si bien el avance del transporte automotor fue relegando parcialmente este medio de transporte, la bici mantiene su vigencia y su utilización ha ido retomando impulso.
Sigue siendo un medio de transporte muy utilizado para quienes van a trabajar y es usual ver grupos de ciclistas que transitan por diferentes ámbitos de la ciudad, rutas y caminos rurales. A ello hay que agregar que cuando retorne la presencialidad plena en las aulas, volveremos a ver al alumnado de todos los niveles educativos yendo en bici a sus clases.
En esta realidad local se enmarca la aprobación, con el voto unánime de todos los integrantes del Concejo Municipal, de la ordenanza que implementa el “Programa de Movilidad Urbana Ciclo de Inclusión”. Programa que tiene entre sus principales objetivos aumentar la seguridad en el tránsito y mejorar la calidad urbana y ambiental mediante un mayor uso de la bicicleta.
Con base en el “Programa de Movilidad Integral No Motorizada” del Ministerio de Transporte de la Nación, la norma sancionada contempla reglas de circulación, seguridad y protección del ciclista, establece pautas generales de planificación y ejecución de infraestructura para la circulación segura de bicicletas y/o vehículos similares no motorizados e incluye “Planos de recorridos” en los que se determinan las tipologías de cada sector de la ciudad.
Se dispone además el desarrollo de actividades educativas y de divulgación especialmente dirigidas a orientar y concientizar a automovilistas, conductores de transporte público, motociclistas, ciclistas y peatones en lo referente al uso responsable de la bicicleta.
La denominada revolución de la bicicleta está en marcha en la mayoría de los países del mundo, por ello la planificación y regulación de la movilidad urbana se constituye en una herramienta fundamental para ampliarla y consolidarla.
Finalmente, se debe destacar que el proyecto aprobado adquiere una importancia relevante al encuadrarse en los lineamientos de la Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, marco de referencia en el que el gobierno local encauza su gestión.