No fue una «jodita» para Tinelli. Fue una clara forma de entretener a los vecinos mientras se definen otras cosas importantes.
Ana Meiners vetó el proyecto de Ordenanza que llegó desde el Concejo Municipal impulsado por el radicalismo para destinar buena parte del Fondo Sojero a impulsar la obra de cloacas. Lo hizo apoyada por los dirigentes vecinales que se mostraron entusiasmados en decidir el destino de unos $ 90.000 por barrio en un año, para mejoras concretas.
Para ello armaron asambleas en cada vecinal, dispusieron de varias horas de debate, calcularon costos, trabajaron en los barrios, conversaron con los vecinos y hasta discutieron con concejales. Cada vecinal llegó a la conclusión que el dinero no era mucho pero que serviría para pequeñas obras.
El pasado miércoles en la sesión del Cabildo Abierto todo ese debate quedó en la nada. Impulsado por los funcionarios del gabinete municipal y con la opinión «aliada» de algunos dirigentes vecinales y del Presidente de la Federación, se cambió totalmente el destino del Fondo Sojero.
Según se informó oficialmente «luego de un fructífero debate» se dispuso que los $ 300.000 que hoy existen en la cuenta del Fondo Federal Solidario (fondo sojero) se destine al recambio de lámparas en diferentes barrios, al reemplazo de artefactos lumínicos y a la modernización del sistema de semáforos.
Ante la falta total de respuestas a los pedidos de obras, cuneteos o pequeñas mejoras los vecinos ya no llaman al municipio para pedir el recambio de lámparas. Damos fe que se juntan entre los vecinos para comprar focos y reemplazarlos. Ante la nada se verán algunos resultados en los barrios que quizás sugirieron otra cosa.
Es una lección sobre como decir vamos para allá y luego girar para otro destino. La administración Meiners nos sigue sorprendiendo.
En los capítulos de la historia también es una lección en el prometido «fortalecimiento de las vecinales».
