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"Quiero que ese sinvergüenza las pague todas, una por una" dijo Delia Chiaro

"Papá mató a mamá". Las palabras fueron pronunciadas por la voz angelical de Luisana, mientras jugaba a las muñecas. La hija de Marcela Chiaro tiene dos años y medio. Nadie se explica de dónde sacó esa información, cuenta sorprendida Delia, la abuela materna de la menor.

 

El 13 de febrero es el día que -se cree- habrían asesinado a Marcela. Pero la última vez que su mamá la vio fue el 18 de enero, cuando la mujer de 38 años la visitó en su casa de Esperanza, Santa Fe. Ahora, su madre recuerda que aquella fue una de las tantas veces que Marcela había decidido abandonar a su concubino, Luis Corral, cansada de los maltratos e infidelidades. La mujer se había ido con su beba, pero terminó volviendo cuando él la fue a buscar y le imploró que regresara.

 

A Delia nunca la convenció la idea de que Marcela se mudara a Tucumán. "Yo creía que iba a ser feliz allá, pero cada vez que la visitaba volvía muy triste", cuenta. "Ella era ingeniera agrónoma, pero dejó todo para acompañarlo a él, que quería abrir una veterinaria".

 

El testimonio de Delia coincide con lo que afirmaron desde un principio los vecinos de la pareja, que vivía en Inca Garcilaso al 300, en Villa Amalia. "Él (Corral) la tenía todo el día atendiendo la veterinaria, nunca le daba plata y de noche se iba y la dejaba sola con la nena en esa casa con olor a perros muertos", afirma indignada.

 

A lo largo de las marchas que se hicieron en el barrio para reclamar la aparición con vida de Marcela, los vecinos contaron que su pareja la maltrataba física y psicológicamente. Ese dato también es confirmado por Delia. "Me acuerdo que andaba golpeada y me decía que se había caído por la escalera", relata la mujer, que siempre desconfió de su yerno. Y agrega: "una vez la agarró del cuello, como queriendo ahorcarla; lo hizo delante mío, de mi marido y de mi hija Rosana".

 

Desde que Marcela se ausentó, su familia vivió en una constante pesadilla. Primero, porque Corral "no demostraba ningún interés en buscarla", según había denunciado por esos días Rosana Chiaro. Después, cuando apresaron al veterinario y a Paola Castro (su presunta cómplice y amante), comenzó la lucha por la tenencia de Luisana.

 

Rosana pasó meses desfilando por los pasillos de tribunales para pedir la tutela legal de la menor, que había quedado a cargo de Zulema Torres, la mamá de Corral. "La madre y los hermanos de él son todos cómplices", reniega Delia. Y suplica: "que ese sinvergüenza las pague todas, una por una".

 

Cuando finalmente les entregaron a Luisana, la niña se mudó a Esperanza. "Pero está triste", relata Delia con su dolor de abuela.

 

Mientras tanto, los vecinos de Marcela se preparan para volver a marchar, esta vez con el fin de exigir justicia.

 

 

 

 

 

Un crimen planificado

 

¿Dónde mataron a Marcela Chiaro?

 

El fiscal Herrera cree que en la veterinaria de Villa Amalia se produjo el crimen. En ese local es donde se encontró la mayor cantidad de sangre en las paredes.

 

¿Planificaron dónde tirar el cuerpo?

 

Todo indica que Corral estudió previamente lugares donde ocultar el cadáver. En su computadora quedaron registros de la búsqueda de información en Internet.

 

¿Por qué había sangre en la casa de Castro?

 

La hipótesis indicaría que el cadáver fue trasladado en la camioneta de Corral y que en el departamento de su amante ocultaron elementos usados para matarla.

 

 

 

 

 

Gentileza La Gaceta - Edición Uno

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