El Plan de Accesibilidad Urbana es el fiel reflejo de la incapacidad de negociación política de la Intendenta y su gabinete. No sólo le modificaron desde el Concejo Municipal la cantidad de cuadras, la obligarán a buscar fondos o realizar aportes de rentas generales para hacer los desagües troncales y le extendieron la financiación prevista en el plan original.

Meiners envió el proyecto supuestamente “consensuado” con vecinales y la “amplia” participación ciudadana del Cabildo Abierto. Durante ese trabajo de seis meses que buscaba presionar al Concejo los ediles (propios y ajenos) eran espectadores del show.

Cuando el 30 de junio el proyecto de ordenanza llegó al poder legislativo local comenzaron a recibir los pedidos de vecinos que dijeron no haber sido consultados y que pedían cambios en el plan.

Con el correr de los días la Intendenta comenzó a negociar políticamente la aprobación del mismo con el bloque radical, ignorando a los concejales que ya habían apoyado su proyecto, entre ellos el propio Víctor Elena (PJ) y Hugo Becchio (Pro).

Como suele suceder en cada discusión de la que participa la intendenta los gritos y las amenazas terminaron cerrando el diálogo con los radicales: “hagan lo que quieran” les dijo Meiners alterada ante opiniones diferentes.

Al mismo tiempo la intendenta ordenó un operativo de prensa para presionar al concejo. El empleado municipal Mario Dos Santos envió un correo electrónico a los periodistas que suelen “obedecer” con varias “sugerencias” editoriales. Fue muy divertido ver, escuchar y leer como todos los comunicadores militante$ repitieron la misma historia.

Hablaban todos del costo de una obra de pavimento en Santa Fe y atacaban a los concejales porque no trabajaban y porque seguramente van a ir en diciembre a cobrar el aguinaldo, repitiendo textualmente esa “sugerencia editorial” enviada por Dos Santos.

Algunos quisieron ser más papistas que el Papa y entraron como cardenales al cónclave: dedicaron su tiempo a atacar personalmente a los concejales, sin distinciones, con nombres propios y desmesurado desconocimiento parlamentario.

Fue suficiente mérito para que los siete concejales actuaran a reacción y en defensa propia. Se sentaron en una misma mesa y obtuvieron un proyecto por unanimidad sin respetar los pedidos especiales de la intendenta. Actuaron extendiendo el plan, agregando cuadras de pavimento y quitando de la carga de los vecinos el costo de los desagües troncales.

Como pago a tanto maltrato político Meiners deberá gestionar financiamiento especial para obtener los $ 6 millones de pesos que demanda esa obra. Les dirá a los vecinos que no puede hacer otras cosas y responsabilizará a los ediles que al mismo tiempo le recordarán los $ 9 millones de ingresos extras previstos para el 2013 por coparticipación.

Meiners podía atacar sólo a los radicales y lograr una votación dividida que le permitía vetar las partes que no le gustaban del proyecto pero cerró toda negociación y facilitó el consenso entre todos los concejales. En el recinto el mensaje de Gabriela de Oggioni (Pdp) fue la señal de la predisposición al diálogo y la reacción ante la soberbia de la intendenta.

SIN OBRAS

Cada día se multiplica la preocupación ciudadana ante la incapacidad de Meiners para hacer obras públicas. ¿Un ejemplo? En agosto comenzó a realizar el cerramiento de las 4 esquinas de la plaza y todavía no llegó a la mitad de la obra, destinó al menos un millón de pesos con los cuales podría haber terminado las viviendas sociales que se deterioran sobre calle Janssen.

Si la intendenta quiere hacer pavimento y ripio esta semana deberá devolver el proyecto con su veto parcial al registro de adhesión propuesto por los radicales y algunas advertencias técnicas en calles a pavimentar. Si lo que pretende es dilatar para no hacer nada, ya conoce el camino.

O Meiners no tiene capacidad de negociación política o Gómez, Blangini y Anza la asesoraron mal y equivocaron el camino iniciado con los aplaudidores del Cabildo. Un año perdido en especulaciones políticas que no le solucionan el problema a la gente, esa misma gente que votó sus promesas de campaña y que hoy volverá a pisar barro para salir de su casa.

j.z.