El comedor de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) es un caso singular en la Argentina: desde 2006 hasta hoy mantiene el precio de su menú, que incluye plato principal con guarnición y postre, en $4 para los estudiantes y $6 para los docentes. Desde entonces, los precios acumularon una suba en esta ciudad de alrededor del 1100%.
En función de la inflación acumulada desde entonces, la opción para los alumnos debería costar $49,8 y $75,95 para docentes. Para evitar ese incremento la UNC subsidia el 95% del costo, lo que equivale a 28 millones de pesos anuales.
Por día se sirven unas 3000 raciones -la UNC tiene una población estudiantil de 130.000 personas- y hay 600 anotados para becas pero se sirven sin cobrar unas 250 porciones diarias. El comedor depende de la Secretaría de Asuntos Estudiantiles de la universidad y su titular, Leandro Carbelo, insiste ante LA NACION con que el presupuesto usado para subsidiar la comida equivale al 0,4% del global de la institución. "Es insignificante", afirma.
Por ejemplo, para esta semana el menú diario incluye milanesa de pollo con crema de choclo y ensalada; carne al horno con puré perejilado o ensalada; kepe y ensalada mixta; ravioles a la Putanesca y ensalada con legumbres y pollo al vino blanco con arroz con vegetales o ensalada mixta. El postre siempre es una fruta de estación. Además, hay un menú apto para celíacos del programa: "UNC sin TACC".
Para acceder al comedor los estudiantes deben tramitar una credencial que se renueva anualmente. El único requisito es el certificado de alumno regular.
"Estamos garantizando el almuerzo a estudiantes e incluyendo alimentos nutritivos -agrega Carbelo-. Para muchos es la única comida diaria". De esta manera defiende los cuestionamientos de algunos sectores acerca de que el precio podría ser más alto para quienes pueden pagar, de manera de ahorrar recursos que podrían destinarse a otros usos.