Policiales

La búsqueda del policía Abrigo se concentra en un campo de Progreso

Día 11 de la desaparición y búsqueda del subcomisario Cristian Andrés Abrigo. Aunque no hay datos firmes sobre su paradero, dos personas con las cuales habría tenido contacto antes de que se le perdiera el rastro, permanecen detenidas a la espera de audiencia imputativa.

Se trata de un particular y un policía de la Unidad Regional Uno que se encontraba con carpeta médica, los cuales permanecen privados de la libertad desde el viernes pasado y podrían ser llevados ante un juez recién el viernes 21 de marzo.

Actividad oculta

En el caso puntual, una red de relaciones non sanctas del subcomisario de 38 años, que desempeñaba tareas pasivas en el Centro de Monitoreo 911 de Santa Fe, habrían motivado la decisión fiscal.

Es que más allá del trabajo de oficina, las amistades y su vida familiar, Abrigo mantenía una actividad paralela u oculta, vinculada a la compra-venta de vehículos y moneda extranjera, lo cual le habría generado acreedores, pero también deudas.

Cristian Abrigo desapareció el viernes 28 de febrero, en horas del mediodía, cuando salió de su casa de barrio La Esmeralda, en el sector noreste de la ciudad de Santa Fe, para reunirse con un “conocido”. Preocupados por la falta de respuesta, el fin de semana la familia radicó la denuncia policial y desde entonces se inició la búsqueda.

Antenas y llamadas

Una de las primeras medidas fue intentar localizar su teléfono, a través de los impactos de antenas de telefonía celular, la cual llevó a los investigadores hasta la zona rural de la localidad de Progreso, en el Departamento Las Colonias.

Se cree que el teléfono de Abrigo estuvo encendido, aunque sin conexión a la red, hasta el pasado viernes, cuando se apagó definitivamente. Ese día, se realizaron rastrillajes en un campo de la mencionada localidad, aunque sin resultados positivos.

También se produjeron las dos únicas detenciones. Un particular identificado como Luciano S. y un policía con licencia médica llamado Fernando Gabriel C.

Con ambos Abrigo mantuvo comunicación telefónica previo a que se le perdiera el rastro. Se presume que el primero fue quien lo pasó a buscar por la esquina de su casa el día de la desaparición y el otro policía se unió a ellos más tarde en Progreso.

Además, trascendió que Fernando Gabriel C. se encontraba cuidando o realizando algún tipo de trabajos en el campo donde se concentra la búsqueda, que sería propiedad de un profesional de la ciudad de Esperanza.

La masajista

Por otra parte, una de las pistas llevó a los investigadores a entrevistar a una masajista, a quien Abrigo solía frecuentar. Sin embargo, la declaración de la mujer que el sábado acudió al Departamento de Judiciales de la URI, no habría sido de gran aporte para dilucidar la trama.

Es decir que, por el momento, la situación legal de los dos detenidos -asistidos por un abogado particular y la defensa pública-, podría encuadrar bajo el delito de “privación ilegal de la libertad”.

Aunque en primer término se barajó la posibilidad de que Abrigo estuviera escondido – ya que enfrentaba problemas económicos y vínculos con la criminalidad-, su desaparición intempestiva y la creciente preocupación en su círculo íntimo, hizo que esta hipótesis comenzara a perder fuerza.

Mientras tanto, las autoridades policiales y judiciales continúan trabajando para tratar de dar con el paradero de Abrigo. Para ello se ordenaron rastrillajes con perros entrenados, los cuales podrían repetirse en los días sucesivos; además de allanamientos y el secuestro de 4 celulares que están siendo peritados para conocer el verdadero trasfondo de esta misteriosa desaparición.

Fuente: diario El Litoral

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