Locales

Inauguraron mejoras y una alegoría en la Plaza Alemania

 

Fue este sábado por la mañana en una actividad conjunta entre la Asociación Alemana de Esperanza y la Municipalidad. El monumento rinde homenaje a los colonizadores que abrieron el surco del trabajo y desarrollo de la comunidad.

 

 

 

 

 

La plaza está ubicada entre las calles Maradona, Italia, Dr. Gálvez y López y Planes, en el sector suroeste de la ciudad y tras la postergación por las condiciones climáticas, este sábado se realizó el acto inaugural. Del mismo participaron el presidente de la Asociación Alemana de Esperanza Hans Werner, la Intendenta Ana Meiners, el Presidente del Concejo Municipal Eduardo Kinen y la concejal Andrea Martínez.

 

 

 

 

 

También lo hicieron representantes de las diferentes colectividades de la ciudad, de las asociaciones alemanas de Humboldt y Santa Fe y los integrantes del gabinete municipal.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La transformación y recuperación de la plaza Alemania requirió trabajos de mantenimiento de juegos, de pintura, de bancos, columnas de alumbrado y juegos, la construcción de un cantero, además de trabajos de jardinería y poda para el despeje de luminarias y se construyó un moderno monumento alegórico.

 

 

 

 

 

El acto tuvo palabras del presidente de la Asociación Alemana, de la Intendente Ana Meiners y del Secretario de Planeamiento Ariel Defino quien explicó los motivos y el diseño de la alegoría inaugurada. También los sacerdotes Ernesto Agüera y Alfredo Mbalanda fueron los encargados de la bendición del lugar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Palabras de la Intendente

 

 

 

Estamos hoy reunidos en esta significativa plaza, por el nombre que lleva y por ser la misma un justo homenaje a los “inmigrantes alemanes” y que hacemos su puesta en valor en este especial año.

 

 

 

Es por todos nosotros, bien conocida su historia -junto a la del resto de los primeros pobladores- llegados desde los distintos puntos del viejo mundo, con su nostalgia por la patria que dejaban pero con la esperanza y sus sueños intactos; con sus personalidades cargadas de coraje, valentía y disciplina para enfrentar con honestidad y tenacidad los nuevos desafíos que les presentaba, esta “tierra prometida”. Tierra a la que pronto la llenaron y la enriquecieron con su trabajo, esfuerzo, constancia y sacrificio en pos de sus hijos y que hoy es un legado palpable para todos nosotros.

 

 

 

Por ello, hoy los recordamos, trayendo a nuestra memoria, sus rostros, sí: de nuestros abuelos, bisabuelos, que los tenemos presentes -quizás a través de una foto o por la tradición oral- modo por el que nos llegaron sus anécdotas, sus historias… que son nada más y nada menos que nuestro preciado árbol genealógico.

 

 

 

Esos recuerdos, también se traducen en la historia de la patria que dejaron y añoraban, su suelo que se refleja en “los colores” que los representaron a través de su historia, ya fuera en las guerras napoleónicas con sus uniformes o como contraseña de los jóvenes y estudiantes, en sus banderines; algunas veces desapareciendo… en algunos años, otros reapareciendo… pero siempre presentes: rojo, negro y dorado, ostentando “la unidad y la libertad” en su símbolo patrio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y aquí, quisiera que me permitan hacer un pequeño paréntesis, para recordar a mi familia paterna llegada desde Prusia, ya que esta historia me remonta a mi niñez… y cómo no recordar, el “ÁGUILA” que luce en el centro de la bandera de Alemania, que tendrá un sitio destacado en esta plaza a pedido de la colectividad alemana.

 

 

 

Y volviendo a esta bandera de Alemania, en este sitio además de su intrínseca representatividad para Esperanza, nos está señalando un camino…

 

 

 

Esta obra refleja el camino que se trazó, camino de unión entre los primeros inmigrantes llegados, sus descendientes y nuestro suelo argentino, elevando un lado en la conmemoración de su colectividad y por el otro la integración con la producción en tierra logrando una simbiosis entre lo humano, lo social y lo productivo, tan presentes y de características tan particulares de nuestra comunidad. Camino que también será trazado por quienes nos sucederán y a quienes debemos dejar los valores que deben plasmarse en nuestra Esperanza, por siempre.

 

 

 

Aprovecho esta oportunidad para renovar el pedido de cuidado del espacio público que es de todos en general y de cada uno de los esperancinos en particular, para que aprendamos a quererlos, valorarlos, hacerlos nuestros, ya que conociendo es como se ama y se cuida, cada rincón –por pequeño que fuese- de nuestra querida ciudad.

 

 

 

 

 

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