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Desde el Evangelio: Fiesta de la Sagrada Familia

Venimos de contemplar al Niño de Belén en la intimidad del pesebre, hoy la Iglesia nos invita a ampliar nuestra mirada al conjunto de la Sagrada Familia. Seguimos en el contexto de Navidad, en la imagen de san José y de la Virgen María se nos revela el sentido de la familia en el plan de Dios. Jesús ha nacido en el ámbito de una familia. Al crear al hombre y la mujer: “Dios instituyó la familia humana y la dotó de su constitución fundamental. Sus miembros son personas iguales en dignidad” (C.I.C 2203). Esto significa que el fundamento de la familia está en la complementariedad de los esposos abierta a la vida, y llamada a ser vivida en lo concreto de la historia y al servicio del bien de la sociedad. Esta nota de historicidad le agrega un elemento de actualidad que, sin negar lo esencial y permanente, presenta aspectos que nos permite reconocer la riqueza de la familia en las diversas épocas de la historia.

Es significativo que el primer Sínodo que ha convocado el Papa Francisco es, precisamente, sobre la Familia. Estamos en pleno proceso de trabajo y de reflexión, hacia la culminación de un camino iniciado que concluirá en la próxima Asamblea Ordinaria del Sínodo que se celebrará en octubre de 2015, dedicada a: La vocación y misión de la familia en la Iglesia y en el mundo. La familia es un tema actual, pero también profético por lo que significa para el futuro de la sociedad. Es suicida una sociedad que no valora y sostiene la vida de la familia como una inversión que hace al bien de las personas y la comunidad. La familia es un bien de la humanidad, porque es la primera escuela de los derechos humanos y el lugar de las relaciones fundantes de paternidad y maternidad, de filiación, fraternidad y solidaridad: “Una de las mayores pobrezas de la cultura actual es la soledad, fruto de la ausencia de Dios en la vida de las personas y de la fragilidad de las relaciones” (Relatio Synodi, 6). No se trata sólo de un tema religioso sino humano, ella educa el nivel de nuestras relaciones.

De la realidad e importancia de la familia deben tomar conciencia, en primer lugar, los mismos esposos para vivir su vocación y misión como una verdad que los compromete y enriquece. “Familia, sé lo que eres”, le gustaba decir a san Juan Pablo II. ¡Qué triste cuando los esposos pierden el sentido de ofrenda por el bien de sus hijos, y se quedan encerrados en pequeños egoísmos y proyectos que los aíslan! Cuántos hijos huérfanos vemos de padres vivos. Para ello es necesario rescatar el sentido de “vocación y misión de la familia”, como algo personal que nos realiza y nos hace protagonistas de una sociedad nueva. No hay que temer a la palabra renuncia cuando se trata de un bien que nos pertenece y del que somos responsables. Hay en esto una tarea cultural y docente no tanto para defender a la familia, sino para proclamarla en toda su verdad y belleza, como camino de plena realización en la vida de los jóvenes. En esto la Sagrada Familia de Nazaret es un modelo admirable, en cuya escuela “se comprende la necesidad de tener una disciplina espiritual, si se quiere seguir la doctrina del Evangelio y llegar a ser discípulos de Cristo” (Beato Pablo VI, 5/1/1964).

Reciban des su obispo junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en el Señor.

Mons. José María Arancedo

Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz

ARANCEDO FAMILIA OPINION

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