Apenas medía un metro y su figura resultaba conocida en la esquina de Alberdi y Castelli. En aquellos años era común ingresar a Alma Juniors, escuchar el repiqueteo constante de una pelota en algún rincón y al levantar la vista comprobar que ese balón era acompañado por Bruno Oprandi, quien ensayaba jugadas y saltos como si fuese el propio protagonista de un impresionante cotejo de básquetbol. Así creció junto a su pasión y por más que sus compañeros aprovechaban el rato libre en el club para divertirse con otros juegos, él siempre prefería un aro para tirar. Con 16 años aceptó vestir la camiseta de Gimnasia y Esgrima de La Plata. Desde entonces sólo vuelve a la ciudad para visitar familiares y amigos cuando el final de temporada se lo permite. El lobo platense, River Plate, Central Entrerriano y Ciclista de Junín fueron los clubes que defendió con gran nivel en Liga Nacional y TNA, pero en la próxima temporada lo hará con la casaca de San Martín de Corrientes, bajo la premisa de volver a la máxima categoría del básquetbol nacional.
Vacaciones y nuevo rumbo Aprovechó el fin de semana largo en Esperanza para descansar junto a su familia y rodearse de afectos, una manera de recargar las pilas en la antesala de la vuelta al ruedo. “Era necesario estar en mi ciudad unos días cerca de los afectos antes de comenzar los trabajos para una nueva temporada. Será muy especial para mí porque después de seis años en Junín y luego de analizarlo con mi señora decidimos mudarnos a Corrientes. Se dio la chance de arreglar en un club de esa ciudad y no podía desaprovechar la oortunidad. Irme de Ciclista, donde en las últimas tres temporadas fui capitán del equipo, no resultó sencillo porque ahí las cosas que viví fueron muy fuertes, pero la carrera de un deportista es corta y opté por cambiar de rumbo. Jugar en San Martín de Corrientes será un buen paso y tengo muchas ganas de hacerlo. Llego a un club grande del básquet argentino que en la última temporada perdió la categoría y tiene como objetivo recuperar de manera rápida la plaza en Liga A, eso para un jugador es muy motivante. Los dirigentes fueron claros con los objetivos desde la primera charla que mantuvimos y por nombres se está armando un buen plantel de jugadores que priorizan el juego colectivo sobre las individualidades. Todas esas cosas hacen que tenga muchas ganas de sumarme lo antes posible al trabajo”, explica el base que será dirigido por el experimentado Pablo D´Angelo en el Torneo Nacional de Ascenso.
Un largo camino Desde aquella época, no tan lejana, que inició en Alma Juniors, Bruno Oprandi se fue haciendo su propio camino en silencio y con mucho esfuerzo convirtiéndose en un respetado jugador dentro del ambiente. “A veces me pongo a repasar lo que hice y me doy cuenta que llegué a jugar una final por el título de la Liga Nacional o dos finales de TNA, partidos que cuando era chico miraba por la tele. Siempre soñé con ser jugador profesional y en Junín mi apellido se instaló como el que más veces vistió la camiseta de Ciclista, superando ampliamente a basquetbolistas de esa ciudad. Tuve la chance concreta de jugar en Italia pero en ese momento prioricé otras cuestiones y no me arrepiento. Viví en La Plata, Capital Federal, integré importantes planteles y en todos lados me quedaron grandes amigos e inolvidables recuerdos, cuestiones que demuestran que algo bueno hice y eso es lo más importante que puedo dejar más allá de un partido. Hace once años que soy profesional, todo lo que me tocó vivir a través del básquet fue muy bueno y espero de la mejor manera el cambio elegido para irme a vivir a Corrientes donde firmé contrato por dos temporadas y así tener la chance de volver a jugar Liga Nacional”, comenta Bruno.
Regreso a casa Hay amores que nunca se olvidan y si bien faltan innumerables sonidos de chicharras en numerosos rectángulos de juego, la posibilidad de volver a vestir la casaca de Alma está latente antes de apagar la luz de una inolvidable carrera: “Alma Juniors es como el patio de mi casa. Tengo los mejores recuerdos de los profes y los chicos de mi categoría, los viajes y tantas cosas lindas que viví dentro de la institución deportiva, principalmente cuando era pibe. La vuelta al club está pensada y cuando lo haga será porque junto a mi señora regresemos a vivir a Esperanza. Si bien queremos comenzar a construir acá, estoy en una edad en la cual sé que todavía tengo mucho para recorrer. Mi relación con el club es excelente y cada vez que vuelvo a la ciudad voy a saludar, aprovecho para estar un rato en un lugar que me hizo muy feliz desde pequeño y ese momento me reconforta un montón.
Sebastián Saborido (actual DT de Alma que prepara su participación en el Torneo Federal) fue asistente en Ciclista de Junín y nos hicimos muy amigos. Hace poco me llamó mitad en serio y mitad en broma para que pegue la vuelta esta temporada. Algún día volveré y será la última camiseta que me ponga como jugador”, finaliza.
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